La cuarta parte de la isla de La Gomera (Canarias), unas 5000 personas, desalojadas de sus casas a causa de un incendio que lleva ya más de una semana, 8 días en marcha, y lo que queda.
Y lo peor no es el incendio en sí mismo, no, esta es solo la parte más comercial de la noticia, como en las guerras lo peor viene después, cuando toca sufrir las consecuencias del incendio, de paro, de erosión, pérdida de patrimonio, de riqueza, de turismo, de infraestructuras…y eso sí que dura mucho más de 8 dias.

Roques de La Gomera, Septiembre 2006Roques de La Gomera, Septiembre 2006

Y lo que queda. Mientras no cambiemos “la culpa es del calor” o “el viento no ayuda” por un DNI con nombre y apellidos de los responsables políticos y técnicos que por acción u omisión consciente han dado lugar a esta situación, el lamentable panorama va a seguir siendo siempre el mismo, porque (conviene recordar) el viento y el calor van seguir ahí incluso cuando no quede un solo pino ya por arder. Lamentarse por eso es tan inteligente como hacerlo por la gravedad que siempre nos estrella los vasos contra el suelo, y perfectamente inútil.

Mientras no asumamos cada uno de nosotros nuestra propia responsabilidad y empecemos a relacionar causa-efecto, elecciones-gobierno, gobierno-política económica. Mientras tantísimos miles/millones de personas no entiendan ni vean relación alguna entre su opción política/voto cuatrianual y el consiguiente desarrollo de políticas dirigidas a promover el desarrollo urbanístico salvaje y la expoliación de los recursos públicos naturales para la promoción del beneficio a la iniciativa privada, mientras no nos responsabilicemos de forma directa y relacionemos nuestras apuestas políticas y sus consecuencias directas y prefiramos seguir mirando al cielo y hablando de fatalidades, fortuna, climatología adversa y voluntad divina, no nos quedará otra que esperar a que el sol reduzca su tamaño, el planeta altere su trayectoria, comienzan las lluvias monzónicas en agosto o puñetera virgen maría de los cristianos haga acto de presencia (con una regadera, a ser posible).
A falta de que llegue ese día fantástico de la verdadera revelación mariana, habrá que enfrentar la cruda realidad, esto es lo que hemos elegido: su voto, su gobierno, gracias.