Este apunte responde la adivinanza de ayer, ¿que tienen en común las setas, las orquídeas, los líquenes y el tajo de Peñas Blancas? correcto, la respuesta correcta eran los hongos.

La seta

A la mayor parte de nosotros si nos dicen la palabra hongo se nos viene a la cabeza inmediatamente la imagen de una seta, un champiñón o un boleto.

Seta en una senda de las Fragas del EumeSeta en una senda de las Fragas del Eume

Es algo comprensible, la mayor parte de los hongos que tenemos a nuestro alrededor son diminutos, sin un desarrollo ostentoso, prácticamente inexistentes. Nos percatamos de su presencia cuando en la temporada de lluvias emergen del suelo por un momento para esparcir sus esporas y rápidamente vuelta a la oscuridad.
Todo los hongos tienen en común su incapacidad para sacar provecho de la energía luminosa del sol. Puesto que carecen de clorofila es innecesario un cuerpo aéreo que expuesto a la luz solar. Allí abajo tienen casi todo lo necesario para sobrevivir y los hidratos de carbono que les faltan lo toman, bien parasitando las raíces de otras plantas o bien desarrollando una relación mutuamente beneficiosa llamada simbiosis, como en el caso de las orquídeas.

Las orquídeas

La orquídeas y los hongos han alcanzado tal grado de dependencia simbiótica que muchas especies son incapaces de desarrollarse sin falla su pareja. Dicho de otra manera: fumigando con fungicidas un área podemos acabar con reproducción de orquídeas de esa zona.

Ophrys fusca IIOphrys fusca II

Una de las peculiares adaptaciones de las orquídeas es su capacidad para producir miles (millones en algunos casos) de semillas. Sus semillas son extremadamente pequeñas, microscópicas, casi parecen polvo de esporas. El viento las arrastra lejísimos. Pero para lograr esta facilidad de dispersión las orquídeas evolucionaron prescindiendo de la parte más pesada de la semilla, el endospermo, la reserva de comida de la cual se alimenta el embrión en el momento de su germinación del enorme. La falta de embrión la suplen con una estrecha relación simbiótica con determinados hongos que proveen del alimento necesario para que la planta se desarrolla inicialmente en sus primeros estadios.
A cambio la orquídea provee al posteriormente al hongo de los nutrientes que el no puede sintetizar.

Pero no solo las plantas son capaces de realizar la fotosíntesis, las algas también son capaces de aprovechar la luz del sol y teniendo agua se propagan a velocidad de ríete-tu-de-los-ratones ( bien saben los aficionados a la acuariofilia que esto es así y como para combatir una explosión de algas el mejor remedio es tapar el acuario con una manta y oscurecerlo varios días).
Las algas son también capaces de realizar la fotosíntesis pero tienen un problema: están atadas al agua. Requieren mucha agua para desarrollarse y reproducirse y además tienen dificultades para agarrarse al suelo. Esto es lo que les ofrecen los hongos.

Los líquenes

Cuando un hongo y un alga se asocian en simbiosis aparece un liquen, uno de los organismos vivos más resistentes e indestructibles que se puedan encontrar.

Liquen amarilloLiquen amarillo

Los hongos aportan la capacidad de fijación a casi cualquier superficie, la habilidad para retener agua con su cuerpo y una buena resistencia a la deshidratación. Las algas proveen del alimento que el hongo toma entrelazándose con las algas a nivel de célula y formar así líquenes que se adhieren a la roca hasta que prácticamente se convierten en parte de ella misma.
Esta habilidad para encaramarse y colonizar superficies lisas, verticales e inalcanzables para otras plantas es lo que ha posibilitado que conquisten con tal éxito el tajo que han conseguido hasta cambiarle el nombre, el tajo de Peñas blancas que es de color marrón.

El tajo de Peñas Blancas

Si os fijáis en las fotografías del tajo, hacia su poniente (a la derecha de la fotografía) se aprecia cual es verdaderamente el color de la roca, una marrón-anaranjado que al atardecer resulta muy espectacular.

Sol al atardecer de inviernoSol al atardecer de invierno

El resto de la pared, orientado al Norte, protegido de la insolación solar y por lo tanto más húmedo, está prácticamente cubierto por un manto de liquen de color blanco y que en estas fechas de invierno está permanentemente empapado del agua que retienen los hongos para hidratar a las algas dentro del liquen.
Y todos los que nos hemos paseado por la playa sabemos lo que pasa cuando pisas un roca llena de algas en la orilla del mar.. sí, ciertamente escalar en Peñas blancas puede llegar a ser muy peligroso por lo extremadamente resbaladizo de su roca. Hay incluso que andarse con cuidado por la cima, por las zonas cubiertas de líquenes uno puede acabar en el suelo más rápido que si estuviese esquiando.